El principio de este final del último viaje de Comenius, comenzó la noche del miércoles 18 de mayo de 2011. Llegamos de los diferentes países a Ptuj (Eslovenia) y con un idioma común se repartieron saludos, besos y se preguntó por los ausentes. Y es que un proyecto de dos años con sus encuentros, reuniones,…ha dado a estas alturas para interesantes lazos de amistad. Han sido muchas las conversaciones en las que se ha compartido ideas y reflexiones tanto profesionales como de funcionamiento en nuestras escuelas.
Al día siguiente hicimos la visita al colegio esloveno “Primary School Os Videm”. Tiene dependiendo de él una escuela rural “Subsidiary School Léskovec” donde los alumnos están hasta los 15 años y de ésta última salen con formación si lo desean en hostelería.
Las aulas están muy cuidadas, con completas instalaciones, con clases de unos 15 alumnos y a veces con dos profesores. Es un país muy volcado en la educación y no escatima en medios económicos para los colegios.
En tres ocasiones en estas jornadas tuvimos la oportunidad de interaccionar con los alumnos y padres del colegio. Impartimos clases y llevamos a las aulas nuestro país, con actividades que les acercaron palabras en nuestro idioma, nuestras costumbres, cultura y fiestas. Los alumnos observaban expectantes y curiosos. ¿Qué nos van a contar?. Y hubo sorpresas. Les enseñamos acompañados de la música unas sevillanas con explicación en inglés. Para todos fue muy divertido. A una de las profes eslovenas se le iban los pies.
También nosotros los mirábamos curiosos:
-Sus risas más silenciosas que la de los españoles pero con la misma alegría y frescura.
-Unas zapatillas que todos los alumnos usan en la jornada escolar, adecuadas para un suelo de madera cálido propio del frio clima de invierno de este país. Pero que dificultó el baile de las sevillanas.
Aquel día desayunamos en el colegio riquísimos Apfelstrudel (tarta de manzanas sobre hojaldre) hechos por madres y padres del cole. Esto también lo vivimos otro día en el Subsidiary School Léskovec. En esta ocasión los dulces lo habían hecho los propios alumnos del curso de cocina. Estaban francamente ricos.
El segundo día que estuvimos en la escuela las risas estaban en el patio. Habían organizado una jornada en la que participamos todos, alumnos, simpáticos padres y madres , profesores del centro y nosotros, los invitados. Jugamos e hicimos deporte todos mezclados.
Llamaba la atención la afabilidad de los eslovenos en general. Son gente tranquila, silenciosa, ordenada y risueña. Nos hicieron sentir como en casa. Y éstas características se proyectaban también en el alcalde, que nos recibió ese mismo día en el ayuntamiento. Y como España está llena de tópicos, como no, en nuestro saludo con el alcalde también estuvo presente el futbol. Y es que en un país tan interesado por este deporte, andan preocupados por el avance importante del Barça en la liga. Fue curioso.
En estos soleados días nos mostraron su gastronomía, sus danzas tradicionales, como viven un carnaval (bastante diferente al nuestro) con sus "kurentis" ataviados con pieles de oveja, cuernos de toro, campanas en la cintura y una máscara demoníaca.
También lugares encantadores del país, como el lago Bled próximo a los Alpes o la preciosa capital, Ljubliana que después de tres días aprendes a pronunciarlo bien.
La sensación general es de paz y silencio, sus paisajes son verdes con lagos y cascadas turquesas o azules. Sus casas de arquitectura tradicional, de aspecto acogedor y siempre rodeadas de coloridas flores, muy hermosas ahora en primavera.
Y por último y no menos importante fue la muy destacable hospitalidad de todos y en especial de los profesores de Comenius eslovenos: la eficiente Petra; el constante Robert; el atento Istock; la amble Helen y la risueña Chanca. Compartieron su tiempo y su país en cuatro días con nosotros haciéndonos sentir a gusto.
En este marco ha sido posible unos gratos momentos compartidos de amistad.
Gracias por todo.
Mari Paz Moreno
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